El Último Original. En el versículo inicial de Génesis 5 nos recuerda que Dios es el creador que hizo al hombre a Su semejanza (vs.1). Poco después nos dicen que Adán dio a luz un hijo a su semejanza, según su imagen (vs.3). Dentro de tres versículos ya podemos ver el patrón de semejanzas derivadas (de Dios a Adán y de Adán a Seth), pero el manantial de ‘dar imagen’ es Dios. Su imagen y semejanza no se derivaron; Lo fue eternamente. Por toda la eternidad el Padre disfrutó contemplando la imagen expresa de Su persona en Su Hijo. Y en el sexto día de la creación, la Deidad comenzó con el plan: «Hagamos al hombre a nuestra imagen …». Esta imagen, aunque estropeada por el pecado (de ahí la semejanza derivada entre Adán y Seth), permanece (cf. : 9). Y desde los tiempos de Génesis 5 millones y millones de personas han caminado esta tierra, todo de alguna manera reflejando la imagen de la última original.
Un castigador justo del pecado. A primera vista, al leer los versículos 5 al 31, podríamos pensar que una serie de nombres y una breve descripción de años vividos no tendría nada que ver con mostrar un atributo de Dios, pero creo que sí. Todos los nombres enumerados tienen algo en común con la excepción de Enoch – cada persona se dice para haber muerto. Una y otra vez ese hecho se repite (vs. 5,8,14,17,20,27,31) llevando a casa el punto – este es el resultado del pecado. Aunque por nuestras normas esas generaciones tempranas vivieron vidas largas, cuando comparado a vivir indefinidamente (el estado de la existencia del hombre sin el pecado), incluso 900 años no es mucho. Nos recuerda que Dios es justo porque la muerte es el resultado del pecado (Romanos 6:23).
Un amante de la fe. La mención de Enoc en Génesis 5 es misteriosa. Se nos dice dos veces que anduvo con Dios (vs.22, 24), pero a la edad de 365 años, después de caminar en comunión con Dios por 300 años, nos dicen que Dios lo tomó (vs.24b). El escritor de Hebreos dejó en claro que Enoc no vio la muerte (Heb 11: 5); Simplemente fue arrebatado, o tomado, de la tierra a la presencia de Dios. Pero eso no es todo lo que nos dicen acerca de él. El escritor de Hebreos nos dice que él tenía este testimonio – «que agradó a Dios» (vs.5b). Entonces, si nos preguntamos cómo Enoc agradó a Dios, la respuesta viene en el siguiente versículo: «sin fe es imposible agradar a Dios …» (vs.6). Cuando juntamos ambos pasajes (los de Génesis y Hebreos) podemos ver que nuestro Dios, siendo aún el que da la fe, es Aquel que ama la exhibición y el ejercicio de ella. La dio a Enoc; Enoc lo mostró; Dios lo amó; Y lo llevó a Su presencia.
Aún Relacional. Cuando leemos acerca de Enoc podemos estar tan atrapados en su «ser atrapados» que podemos extrañar maravillarnos de lo que nos dicen dos veces: «Enoc caminó con Dios» (vs.22b, 24b). Si Génesis 3:15 es el principal ‘dador de alivio’ en estos primeros capítulos, diría que estos versículos merecen estar justo detrás de él. Esto habría sido noticia digna de gritar a todos los descendientes vivos de Adán – ¡Dios todavía camina con el hombre! La comunión no terminó en el jardín. Sí, Dios caminó con Adán y Eva en el Edén. Sí, esa comunión se rompió por el pecado. Pero, no, la posteridad de Adán no fue separada indefinidamente de caminar con Dios mientras estaba en la tierra. Usted podría decir: la intimidad de Enoc es un recordatorio de nuestra oportunidad. Dios es todavía relacional. Para poner la oportunidad en la forma de un imperativo del Nuevo Testamento: «Así como habéis recibido a Cristo Jesús, el Señor, andad en él» (Colosenses 2: 6).
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