Muchas veces es el más celoso de los creyentes que luchan con recuperarse después de caer. Para ellos, caer, sea cual sea la forma que adopte, se siente como un fracaso debilitante. Ellos conocen la santidad de Dios (1 Ped. 1:16); Saben el precio que Jesús pagó por sus pecados (Hechos 20:28); Saben lo grave que es el mal (Prov 8:13); Y, a la luz de todo eso, no pueden creer que cometieron el error que cometieron.

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