Es una imagen con connotaciones bíblicas familiares. Una que demuestra fuertemente el dominio que Dios tiene sobre Sus criaturas y sobre todas las circunstancias. Y Jeremiah iba a hacer una pequeña excursión para verlo. La palabra que vino a Jeremías del SEÑOR (v.1) dijo: «Levántate y desciende a la casa del alfarero, y allí te haré oír mis palabras» (vs.2).
La casa del alfarero era más que una simple casa propiedad de un alfarero; era un lugar donde se fabricaba y fabricaba la cerámica. Y aparentemente esa simple designación era lo suficientemente familiar para Jeremías como para saber dónde Dios quería que fuera, para poder ver lo que Dios quería que él viera y escuchar lo que Dios quería que escuchara (vs.2b).