Y edificaron los altos de Tofet, que está en el valle del Hijo de Hinom, para que quemen sus hijos y sus hijas en el fuego que yo no mandé, ni entró en mi corazón.
(Jer 7:31)(También edificaron los altos de Baal, para quemar a sus hijos con fuego para ofrecer holocaustos a Baal, cosa que no mandé ni dije, ni vino a mi mente)
(Jer 19: 5)Y edificaron los altos de Baal, que están en el Valle del Hijo de Hinom, para hacer pasar a Molech sus hijos y sus hijas, por medio del fuego, que yo no les mandé; Haría esta abominación, para hacer que Judá pecara.
(Jer 32:35)
Encima hay tres ejemplos en los que se registra a Dios como diciendo, «ni entró en Mi corazón» o «ni entró en Mi mente». La pregunta que surge de inmediato es: ¿qué quería decir Dios cuando dijo estas cosas? Si se acercan a estos textos con una postura teísta abierta, podrían inclinarse a decir que Dios estaba diciendo que Él ni siquiera había concebido la posibilidad de que estas cosas sucedieran. Ésa podría ser su explicación de la frase, «ni vino a Mi mente»; Una especie de equivalente de Dios diciendo: «Las cosas que estas personas están haciendo … Yo ni siquiera había imaginado este tipo de cosas sucediendo. No es sólo extravagante, es inesperado.»