14 Doy gracias a Dios por no haber bautizado a ninguno de vosotros, excepto Crispo y Gayo, 15 para que nadie dijera que yo había bautizado en mi propio nombre. 16 Yo también bautizaba a la familia de Estéfanas. Además, no sé si he bautizado a otro. 17 Porque Cristo no me envió a bautizar, sino a predicar el evangelio, no con sabiduría de palabras, para que la cruz de Cristo no fuese hecha sin efecto.
(1 Corintios 1: 14-17)
Antes de que Pablo comenzara un extenso discurso acerca de Cristo crucificado, siendo la sabiduría de Dios y el poder de Dios (1 Corintios 1: 18-2: 5), dio primero lo que podríamos llamar una interesante acción de gracias. Habiendo dado ya gracias a Dios por el modo en que Su gracia estaba trabajando en la iglesia de Corinto (v.4-9), entonces agradeció a Dios que no había bautizado a ninguno de los Corintios, excepto a Crispo (vs.14c), el gobernante de La sinagoga de Corinto que «creyó en el Señor con toda su familia» (Hechos 18: 8b), Gayo (1 Corintios 1: 14c), el creyente corintio que recibió a Pablo mientras escribía la epístola a Roma : 23), y «la familia de Estéfanas» (1 Corintios 1: 16b). No es cada día que escuchas a alguien dar gracias por quien no han bautizado. Pero la acción de gracias de Pablo no era sin una buena explicación.
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